jueves, 10 de julio de 2008

La existencia


Hasta ahora desconocía el significado puro y global de la palabra existencia como tal, digamos que no había tenido la oportunidad de probarla en mis carnes. Dicha palabra es tan efímera y traicionera como sus propias sílabas nos delatan en susurros mientras la pronunciamos, dejándonos un eco vacío y agnóstico en nuestro pensamiento. Hace pocos veranos tenía la costumbre de tumbarme en una hamaca al borde de mi piscina y contemplar el cielo en toda su totalidad a altas horas de la madrugada, observando las miles de estrellas que se pueden divisar en una noche de Agosto (fundamentalmente en la noche de las lágrimas de San Lorenzo) en las afueras de Madrid. El resultado siempre era el mismo, me quedaba totalmente exhausto al intentar comprender lo insignificantes que somos respecto al universo, lo que me incitaba a querer descubrir que había más allá. Craso error, no viviré lo suficiente para poder comprobarlo.

Todo este tema me trae de cabeza durante las últimas semanas debido a acontecimientos desagradables y trágicos que marcan nuestras vidas, como es la muerte repentina de una amiga, la cual había olvidado viejas rencillas y reconocido sus errores, quedando para siempre inmaculada en mi recuerdo. La mañana de su muerte no la olvidaré en la vida, fue como creer despertar de un horripilante sueño y de repente verse sumergido de nuevo en él, experimentando las mismas sensaciones que el protagonista de la película La habitación 1408. Es difícil buscar momentos en la vida más complicados que el hayarte ante la tumba de una amiga, a su lado, sin tener el valor de aceptarlo y terminar de derrumbarte en pequeños instantes. De alguna forma, este golpe te recuerda que hay que aprovechar la vida al máximo, restarle importancia a las cosas materiales y empezar a disfrutar de lo que realmente nos hace ser seres humanos, de los sentimientos en su máxima expresión, tal y como profesaban los filósofos de la corriente vitalista surgida en el siglo XIX, de los cuales comparto muchos puntos de vista. Por lo demás, me da mucho respeto pensar en las casualidades, tales como su admiración por el número 12 u otras tantas variantes que he comprobado, las cuales me han llegado a poner los pelos de punta, pues casualidades o no, siempre te dejan en la más puñetera de las dudas.

En definitiva, no tengo muchas fuerzas ahora mismo para seguir hablando de este tema, al igual que considero que debía hacerla un pequeño homenaje por los momentos vividos, momentos que marcaron buena parte del principio de mi adolescencia, donde su ingenuidad y su forma de ver el mundo cautivó a todos los que la rodeabamos, y con el mismo misterio que la conocí, se ha ido, eso sí, en cuerpo terrenal, porque algunos seguimos sintiendo su sonrisa eterna cada vez que observamos el cielo, recordándola con cariño y guiándonos a vivir nuestra vida de la mejor manera posible. La vida es injusta de por sí, es por ello por lo que yo intento hacer justicia desde aquí, desde mi pensamiento, desde mis letras, en los cuales vivirás eternamente. No te olvidaremos.

12-2-1990 / 29-06-2008