He de confesar que estoy en una etapa de mi vida en la cual ni creo ni dejo de creer en nada. Se me antoja complicado el pensar que estamos en este mundo porque sí, por casualidad, pues todo el universo es tan increíblemente complejo que asusta, por ejemplo, el hecho de la reproducción de las distintas especies, vale que pudiesen surgir muchas a partir de un fenómeno abiótico como bien destacan los biólogos, pero ¿alcanzar tal grado de complejidad hasta diferenciar entre órganos femeninos y masculinos? suena a una brutalidad a tiempo parcial, está claro que algo se nos escapa desde el punto de vista científico. Sobre las demás religiones, considero absurdo el seguir unos dogmas tan arcaicos y sobre todo tan machistas. Sorprende el hecho de una religión determinada, la cual surgió a partir de ideas del cristianismo pues su fundador era seguidor de las propias ideas de Jesucristo, solo que luego debe ser que las modificó a su antojo unos cientos de años después de la fundación del cristianismo.
En definitiva, en cuanto dejo la idea de la religión de lado, me quedo en el absurdo, en la nada, en el más absoluto desconcierto, y es ahí cuando me planteo la idea a la cual más me aferro, la cual consiste en pensar que igual existe una fuerza exterior y mística a la cual denominamos "Dios", pero que perfectamente podría ser llamado por otro nombre. Soy un seguidor de la ciencia, pero también soy consciente de las limitaciones de esta, y es tanto lo que desconocemos que no podemos afirmar nada, el propio Einstein, físico de reconocido prestigio era un fiel creyente de la metafísica, su fidelidad a la idea de un Dios no cambiaba a pesar de conocer el funcionamiento de la naturaleza mejor que muchos otros. Otros ejemplos son los grandes filósofos y pensadores de nuestra historia, muchos de ellos creían, otros simplemente no descartaban, al igual que muchos otros lo desechaban. Yo personalmente me incluyo entre los que no lo descarto, al igual que me niego a perder mi parte soñadora (la cual la he perdido últimamente) pues me da esa magia que me ayuda a vivir cada día. Quizás solo seamos materia que nace, se reproduce y muere, pero vuelvo a caer en la contradicción de un universo tan perfecto, por lo tanto prefiero pensar que existen cosas que se nos escapan al alcance de nuestro conocimiento, una metafísica que con el tiempo nos es más lejana, una mística que vamos perdiendo cada día con la rutina de nuestra vida, esa vida que carece de sentido si no le aportamos nuestra magia.